Martha Armijos-Koopmann

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"El periódico de la integración hispanoamericana en Alemania"

La exposición "Metamorfosis" de Martha Armijos-Koopmann en el Instituto Cervantes de Hamburgo

La exposición de la reconocida artista ecuatoriana culmina este martes 7 de mayo

Por: José Napoleón Mariona

Katharina Koopmann/ Martha Armijos-Koopmann/ Tania Narvaez (Consul del Ecuador)La velada de inauguración de su exposición se llevó a cabo en el Instituto Cervantes de Hamburgo el pasado jueves 11 de abril de 2013 a las 18:30 horas, la cual fue abierta por la Cónsul General de Ecuador en Hamburgo, señora Tania Narváez Ruiz. Contó además con el magnífico acompañamiento musical del célebre intérprete paraguayo de arpa, Óscar Benito, y de la asistencia masiva de interesados en su obra. En esta ocasión están expuestos 56 cuadros.

Martha Koopman es una artista inmigrante nacida en Yaguachi, Ecuador, en 1952 que ha superado con éxito los desafíos de la integración plena en la sociedad alemana en base a sus méritos, de sus estudios, pero sobre todo a su cualificación certificada. Ella vive en Alemania desde 1972. Gracias a su experiencia personal como inmigrante trata temas de la emigración y de la identidad en su obra. Como profesora de niños con diferentes capacidades, "los ha estimulado a desarrollar arte de los que no se pueden expresar por sí mismos", según sus propias palabras.

El suyo es un trabajo que no se puede interpretar a la ligera, ella elabora un mensaje crómico con base a sustancias extraídas del banano. Empezó con esta técnica en 2008. Desarrolla sus cuadros de una forma mixta en cuanto a su estilo e incorpora a la pintura algunos elementos y estructuras de relieve con materiales variados.

Independientemente de lo meramente artístico, sus trabajos siempre contienen mensajes confrontantes con lo profético al ignorar en buena medida los materiales comunes y corrientes pensando en lo ambiental, busca mejor emplear materiales reusados.

Su obra posee un enorme valor intelectual, artístico y como se quiera comprender, de muchas maneras solidario, independientemente de los calificativos utilizados por los curadores: Sobrio, elegante, minimalista, pero sobre todo, absolutamente novedoso.


Diario Expreso

Guayaquil 11-11 |2012

Una artista guayaquileña expone su obra en Alemania

En sus cuadros utiliza un pigmento especial, elaborado con cáscaras de banano

Lograr exponer su arte al público es un reto para cualquier artista y si a ello le sumamos que lo realiza cuando se está viviendo en el extranjero, el reto se torna aún mayor. Una guayaquileña ha logrado esto en Hamburgo, ciudad que le ha dado espacio para expresar lo que ama.

Para la artista plástica ecuatoriana Martha Koopman esto no ha sido un impedimento, sino todo lo contrario. En el norte de Alemania, en la ciudad portuaria de Hamburgo ha encontrado un lugar donde exponer y expresar su talento; o como ella lo define, "en donde poder demostrar a los demás lo que siento".

Llegó a Alemania hace treinta años, en una época en que no se hablaba de migración y sus inicios para la adaptación a la nueva cultura se fueron dando al ser profesora de español en la Universidad de Hamburgo.

"Vine solamente a estudiar, nada más. Luego me retuvo en este país mi novio, quien se convirtió en mi esposo... Ahora me retienen mis dos hijos y un hermoso nieto, pero estoy feliz y, claro, en mi corazón siempre está presente mi país", explica.

El trabajar en la universidad poco a poco le dio fuerzas y contactos suficientes para abrirse camino en la urbe europea y al margen de su profesión de psicopedagoga (trabaja con niños especiales), pudo practicar su pasatiempo favorito: pintar, una verdadera pasión que ha logrado exteriorizar y compartir con los demás en diversas galerías y centros de exposiciones de Hamburgo y sus alrededores.

Pero Martha Koopman no solo es pintora, sino también escultora. "Me gusta reflejar la situación de las mujeres en sus distintas expresiones, ya sea como madres, hijas o esposas".

Existe algo que tiene muy presente la artista guayaquileña y es la marca de sus trabajos, su cultura, y por ello desde hace diez años viene desarrollando una técnica única que está inmersa en todos sus cuadros y también en sus esculturas, proceso que por cierto la mantiene hoy en día involucrada en trámites e investigaciones, pues se encuentra en proceso de patentación aquí en Europa.

"Yo obtengo pigmentos elaborados con la cáscara de banano. Ha sido un trabajo hermoso, pero me ha implicado también mucho tiempo... investigar, probar lo uno, lo otro, lo que funciona o no. Lo vengo realizando desde hace años y todos, tanto quienes admiran mis trabajos como otros artistas, se asombran de que utilice estos pigmentos; no se imaginan que del guineo salga pintura y no solo ello, sino que mediante el proceso de la cáscara de este producto tan nuestro hago mis esculturas …".

¿Y qué es exactamente lo que ella desea expresar con su arte? "Cuando uno vive lejos de su patria es justamente cuando más se la lleva presente. Al principio mis cuadros tenían rostros o paisajes de Ecuador. Luego vino un recorrido por las fases de la vida, joven, viejo o realidades que ves que existen allá y las analizas desde acá y es eso justamente lo que me lleva a utilizar un producto como el banano y a reflejar con eso tu patria, tu cultura y al mismo tiempo nuestro arte", indica Koopman.

Además de sus exposiciones personales, la artista es una motivadora para que los niños que tienen capacidades especiales también reflejen sus sentimientos a través del arte. Por ello, siempre incluye en sus exposiciones los trabajos realizados por sus alumnos en la escuela donde trabaja. "Esto les brinda a ellos una satisfacción indescriptible, se sienten tan bien... En ese momento ellos sienten realmente que son especiales y eso es algo realmente hermoso".

Sandra López - Corresponsal de Hamburgo-Alemania


EL UNIVERSO

Martha Koopmann, arte para videntes y no videntes

Texto: Mercedes Morla de Echanique
Nosotros: Elementos de un rompecabezas, dos de ellos palpables y trabajados con pan de oro y plata. La palabra Wir/Nosotros (en alemán y en español) está escrita para el invidente en escritura Braile (con laminitas transparentes).

La artista ecuatoriana, a través de su experiencia como educadora de niños especiales y 20 años dedicada al arte, se introduce en el inexplorado mundo de las sensaciones, para trasmitir su mensaje creativo.

La pintora Martha Armijos-Koopmann nació en Yaguachi, provincia del Guayas, creció y se educó en Guayaquil, desde los 21 años vive en la ciudad de Hamburgo, donde cursó sus estudios universitarios en la rama de la pedagogía especial,  profesión que ejerce paralelamente a la de artista. Contrajo matrimonio hace 27 años  con el economista alemán Georg Koopmann,   tiene dos hijos, reside en Hamburgo hace 32 años.
Adicionalmente a sus estudios en Pedagogía, tomó como materia optativa el diseño de modas y textiles; esto la llevó a incursionar en el  arte. Empezó a formarse de manera autodidacta,  hasta que conoció a su maestra Edith Schaar.  Esta artista alemana fue alumna de los profesores Willi Baumeister y Elizabeth Kadow (a su vez ex alumna de Paul Klee).

La experiencia de Edith Schaar como catedrática de la Escuela de Artes de Ottersberg y su filosofía marcaron una profunda huella en la formación de la artista ecuatoriana; Schaar  la guió  por un camino extremadamente libre dentro del arte. “Con ella conocí la aplicación práctica de la Teoría de Colores de Goethe, donde cada color contiene una expresión espiritual y, además, la así llamada cuarta dimensión”, cuenta Martha Koopmann.
Su pintura  ha atravesado diversas etapas creativas  siempre ancladas a sus raíces ecuatorianas. Su fuente de inspiración: los  recuerdos de  su tierra, sus contrastes, sus regiones naturales, su historia presente y pasada. De ahí nace su serie de cuadros  sobre Ecuador  recorriendo con su pincel  cada una de sus regiones y su particular colorido.
Utiliza en sus trabajos tierra roja, ceniza volcánica, polvo de piedra, láminas de oro y plata, semillas, hojas de ginkgo, laminas de cobre y todo lo que esté a su alcance proveniente de su tierra, para dar un mayor impacto vivencial a sus obras. Uno de sus cuadros muestra billetes de nuestra extinguida moneda, resaltando las figuras históricas como mudos testigos de nuestra devaluada economía y crisis monetaria; los  presenta incrustados en  pan de oro para destacar el valor que tuvieron, mientras que del dólar solo muestra aquella parte del billete donde dice: “En Dios confiamos”.
Su experiencia trabajando con niños con diferentes grados de discapacidad la ha enriquecido de tal manera que le proporciona una creatividad que no se detiene con solo trasmitir una expresión tacto-visual, sino que quiere abarcar una expresión sensorial completa, que envuelva al espectador con todos los sentidos, agregando en algunas ocasiones música en vivo a sus exposiciones.
Su amistad con un joven ciego de nacimiento la inspiró a una secuencia de obras dedicadas a no videntes y videntes. Los trabajos en cobre son para palpar y tienen el fin de hacer accesible el arte a quienes carecen del sentido de la vista.
En ellos integra objetos y palabras, poesías o canciones, tanto en español como en alemán, en  escritura braille. Los colores, perceptibles para los videntes, son logrados a base de oxidación.
Aparte de las variadas obras del tema Ecuador, dedica también su atención artística al tema parejas. Las crea  procesando papel de diferentes desechos, cortezas de frutas o legumbres para integrarlos en sus cuadros.
En sus repetidos viajes a España, Martha Armijos-Koopmann  ha trabajado en múltiples ocasiones en los talleres del Castillo de La Floresta, en Lérida,  lugar donde reside Edith Schaar. Allí, rodeada de la inmensa obra de cuadros y tapices de su querida amiga y maestra, sigue incrementando sus conocimientos y desarrollando sus creativos conceptos de arte para no videntes.     
La última exposición realizada por Martha Armijos-Koopmann con obras para videntes e invidentes se llevó a cabo en Lérida, apoyada por ONCE (Organización Nacional de Ciegos de España). Dos canales de televisión local y uno regional acudieron a este evento que era el primero de esta especie. El intercambio entre videntes e invidentes era único y la alegría de las personas ciegas al entrar en contacto con el arte era indescriptible, cuenta la pintora.
“Tapas es una especialidad española pero en este cuadro me he permitido jugar con esta palabra; escribo con tapas, en escritura braille, tapas ecuatorianas (lo cual es verdad, pues las tapas son de cerveza ecuatoriana). Pero asimismo plasmo los nombres de unos cuantos ricos platos nuestros: en escritura blanca y negra para el vidente, y en lámina transparente para el invidente”.
Martha continúa: “Con este cuadro pretendo dar a conocer a los invidentes alemanes o españoles algo de lo nuestro. Siempre es un buen tema de conversación  nuestras especialidades y costumbres. Mi deseo es transportar un poco de Ecuador a Europa, pensando en primera línea en el invidente que, a diferencia del vidente, no tiene tanta oportunidad de participar en todo lo que una sociedad multicultural, como es la de Hamburgo, ofrece hoy en día”.
El cuadro en mención está pintado en acrílico y protegido por algunas capas de acrílico protector transparente para ser palpado. Medida 1.20 x 80, sobre lienzo.
Se refiere al cuadro titulado   Laberintos: “Me he valido de un laberinto romano, que puede vérselo como una mandala meditativa para dos personas, como también un símbolo de la cristiandad (como lo fue en los inicios del cristianismo). Los caminos del laberinto contienen el poema Para el otro, del poeta Christian Morgenstern. En esta singular poesía nos presenta a alguien que se pierde y, después de errar solo, encuentra ‘al otro’, de quién recibe valor para poder seguir adelante. Juntos encuentran un camino empinado, solitario pero claro  y hasta hoy se ayudan mutuamente”.
Martha añade: “En su última estrofa dice que quizás estén al final de la vida, pero el camino es claro. Pues de dos perdidos surgió una pareja sabia. El invidente recorre con las cuatro estrofas de la poesía las cuatro galerías del laberinto. Lo puede hacer solo pero mejor aún con ayuda del vidente. El vidente recibe a la vez la ayuda del invidente, quien le lee las palabras escritas en escritura braille. Al llegar al centro se llega a una pareja trabajada en relieve”
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